domingo, 12 de mayo de 2013

Pensamiento Sistémico y Balanced Score Card


Por Hugo F. González



Introducción

El pensamiento sistémico es una disciplina que data de varios siglos y cuenta con difusión en el mundo de la empresa hace aproximadamente cincuenta años, y de manera fundamental desde principios de la década del 90 debido al éxito editorial de la obra de Peter Senge, “La Quinta Disciplina” (pensamiento sistémico, dominio personal, modelos mentales, visión compartida, y trabajo en equipo).






Sistema

Se define a sistema como un conjunto de elementos que interactúan en forma dinámica y están organizados con relación a una finalidad (entre ellos la empresa). En tanto que disciplina es el esfuerzo que se realiza para adquirir aptitudes o competencias (tiene que ver con la persona, individual y colectivamente).

El estudio de un sistema involucra a todas sus partes relacionándolas entre sí, lo cual equivale a decir que las propiedades de los sistemas no pueden describirse solo en términos de sus elementos por separado. Y más aún: los sistemas existen dentro de otros sistemas (todo tiene que ver con todo):

En el cuerpo humano el sistema molecular existe dentro del sistema celular, las células dentro de los tejidos, los tejidos dentro de los órganos y así sucesivamente. El funcionamiento coordinado de todos genera las condiciones para la preservación de la vida.
Un auto es un claro ejemplo: todas sus partes –mecánicas, hidráulicas, eléctricas, electrónicas- deben funcionar en forma correcta para generar movilidad, confort y seguridad.
También lo es el avión, no vuelan las alas, ni las turbinas, ni la aparatología de alto nivel, tampoco el piloto ni las auxiliares de a bordo, lo que vuela es el avión en su conjunto: su estructura y las interrelaciones entre sus partes.
El ecosistema también: el agua en la tierra se evaporiza y se convierte en nubes que producen lluvia. Esta a su vez beneficia y permite el trabajo en los campos y la cosecha de alimentos.
Cuando esa totalidad sistémica no se produce, aparecen inconvenientes. En el ser humano un medicamento para corregir alteraciones en el funcionamiento cardíaco –prescripto sin esa visión totalizadora– podría crear las condiciones para la aparición de enfermedades en otros órganos como riñones o hígado. El exceso de lluvia en la montaña, sumado a la falta de planificación para la construcción de diques, puede llegar a producir grandes inundaciones, pérdidas de cosechas y bienes materiales y humanos.

En una película reciente, El Centinela, interpretada por Michael Douglas, Kiefer Sutherland y Kim Bassinger, se comenta un ejemplo de sistema que brinda la naturaleza: en cierta zona inclemente de Canadá se dan períodos en los cuales existe superpoblación de conejos, seguidos de otros en los cuales casi desaparecen. Durante muchísimo tiempo se trató de dilucidar esos ciclos de vida, sin encontrar respuesta, hasta que se lo observó desde una mirada sistémica. ¿Cuál es la causa? Los conejos son el único alimento de los zorros, y ante el exceso de caza las colonias de conejos disminuyen. Es entonces cuando los zorros casi no tienen qué comer y ante la falta de alimento también ellos comienzan a disminuir en número. En esos momentos, aprovechando la falta de su depredador natural, los conejos se reproducen fácilmente hasta que su abundancia hace que los zorros tengan alimento y crecimiento cuantitativo… y vuelta a recomenzar el ciclo.

Cabe aclarar que el pensamiento sistémico no es una “teoría en uso”, tampoco una moda organizacional, ni una herramienta infalible para lograr resultados espectaculares de gestión. Como su nombre lo indica el pensamiento sistémico es un modelo de pensamiento, que tiene como finalidad la visión totalizadora, en reemplazo de las miradas parcializadas utilizadas habitualmente.

La empresa







Toda empresa es una organización, un sistema, creado por personas, y está integrada por diversas partes (sectores) que se relacionan entre sí. Esas partes suelen ser denominadas secciones, departamentos, gerencias, unidades operativas, etc. En ellas de desempeñan personas realizando actividades muchas veces repetitivas que se complementan con las efectuadas por otras.

La empresa posee dependencia con su entorno, muchas veces complejo en lo económico, político, tecnológico, cultural y social, entorno que a menudo cambia afectando de distintas maneras e intensidades, razón por la cual las relaciones con él deben ser cuidadosas para asegurar la continuidad.

La gente en la empresa

¿Y cómo se traslada la visión sistémica al mundo de la empresa? Para lograr metas y objetivos (organizacionales y personales) cada uno de los empleados deberá ser seleccionado observando que sus competencias sean acordes a la cultura de la empresa, e integrarse a sectores (partes de la empresa) que trabajen con armonía en su ambiente interno, y mantengan interacciones dinámicas con los demás sectores.

Al ser la empresa un sistema social, resulta de fundamental importancia establecer un adecuado nivel de comunicación y de transmisión de conocimientos, con el propósito de que diferentes sectores se manejen en base a criterios similares de pensamiento y acción. Esto a veces no se logra debido a la existencia de regulares relaciones interpersonales y a distintas visiones sobre el accionar de la empresa o la marcha de los negocios. A nivel de los líderes, las consecuencias son la sensación de estar “apagando incendios”, reiteradas quejas por falta de tiempo y –peor aún– por los malos resultados de sus colaboradores o de los trabajos con errores realizados en otros departamentos, situaciones que no permiten un ordenado y eficiente trabajo en “MI área de gestión”.

De esto deducimos que:

Los ejecutivos saben que algo pasa pero a veces desconocen la causa.
Las justificaciones suelen estar dadas con sentido de excusa.
Las expresiones son con sentido de propiedad, no de integridad.
De la calidad del análisis depende la calidad de las resoluciones.
Quizás sea necesario que esos ejecutivos cambien su forma de pensar.

Formas de pensamiento

Las formas de pensamiento determinan el diseño y la forma de gestionar la empresa. Todo dirigente desea liderar una empresa exitosa integrada por los mejores profesionales en los puestos clave. Algo así como “... en mi empresa no quiero tener vagones, todos deben ser locomotoras”. Pero... ¿lo que queremos es lo que necesitamos?; más aún: ¿tenemos definido el perfil de las personas que necesitamos?

Entre el 2003 y el 2004 el club español Real Madrid, considerado el más poderoso del mundo, bajo el liderazgo de su Director Deportivo, Jorge Valdano, formó un equipo de estrellas, las mejores figuras individuales puesto por puesto que se habían destacado jugando en los principales equipos de distintas ligas del mundo, en la Eurocopa y en el mundial del 2002 de Corea-Japón, algo así como un seleccionado mundial. Contrató a Zidane, Romario, Beckham, Figo, Raúl, Roberto Carlos, Samuel y otros. Sus salarios fueron los más altos de toda Europa. Las expectativas eran lograr notable rentabilidad con acciones de comercialización de la “marca” Real Madrid, y arrasar con cuanto torneo o campeonato participaran. Las expectativas económico-financieras fueron satisfechas en gran medida. Sin embargo, en lo deportivo la experiencia fue traumática: luego de un comienzo esperanzador, la irregularidad fue el signo distintivo. Aparecieron cuestionamientos y reproches, las derrotas profundizaron la crisis y el equipo cayó en una espiral de bajo rendimiento. Al fin de la segunda temporada, Valdano renunció. Actualmente el equipo está prácticamente desmantelado y el Real Madrid sigue contratando jugadores del exterior, pero de menos “cartel”.

Los amantes del fútbol tenemos respuesta a ese problema: “Si llegaran a existir once Maradonas, no conformarían un equipo”, con lo cual podemos asegurar que tener lo mejor de todo no es suficiente.

Una empresa puede tener los mejores productos, el mejor contador, el mejor financista, el mejor vendedor, el mejor publicista, el mejor analista de sistema, el mejor programa informático, y sin embargo no obtener los resultados deseados.

Es que para que el equipo –deportivo o empresario– logre éxitos, es necesario que su staff no sólo sea de alta capacidad técnica, también debe serlo en lo humano, y trabajar en forma coordinada, sistematizada e interrelacionada. Investigadores en ciencias humanas afirman que tan importante como el talento es la “química” entre sus miembros, y que en todo equipo debe haber personas que aporten al entendimiento colectivo.

Visiones parciales





Existe una pregunta de “manual”: ¿cómo es posible que un equipo de ejecutivos con coeficiente intelectual de 110, colectivamente no lleguen a tener 65?

En la empresa textil T la rentabilidad disminuye año tras año. El director general afirma que todo el sector anda mal porque la política económica impulsada por el Ministerio de Economía de la Nación es equivocada. En Finanzas afirman que los créditos que pueden obtenerse en el circuito bancario y en el no bancario son caros y que no es conveniente seguir tomándolos pues el endeudamiento actual es muy alto. En marketing se justifican afirmando que los consumidores prefieren los productos de diseño moderno de la competencia, y que sus esfuerzos serán en vano si es que no se adopta una política acorde a las tendencias del mercado. En Costos afirman que éstos son altos porque la tecnología de la empresa es obsoleta, demanda mucha mano de obra, y la capacidad productiva es baja. Otros cuestionan a Compras porque las hacen a precios muy altos y a destiempo, y hay sospechas sobre la honestidad del personal del sector. Hay voces según las cuales la gente de Ventas no sirve y que habría que despedirlos a todos, quienes a su vez gritan a voz en cuello que Control de Calidad no tiene eficiencia. Administración de Personal que hay que prestar atención a la excesiva rotación de personal por fallas en el liderazgo y que es necesario pagar sueldos a nivel de mercado, además de que la moral de los empleados está en niveles deplorables, lo que explica el ausentismo y el bajo rendimiento. Producción no dice nada (es el pato de la boda) pero sigue haciendo más de lo mismo. Muchos afirman que la empresa no tiene cultura competitiva, o que hay que comenzar a diseñar y producir nuevos productos, o que se deben bajar los precios, y hasta que la empresa debería ocuparse de “hacer otra cosa o bajar la persiana”.

Es posible que todos tengan parte de razón, y hasta que sea cierto que haya que hacer otra cosa, pero no solo cambiar de rubro, también tratar de pensar en profundidad para encontrar soluciones y no para brindar explicaciones parcializadas como si la empresa fuera un sistema cerrado.

Una empresa de medicina prepaga de capitales nacionales con presencia en las principales zonas de la Argentina, nos solicitó presupuesto para diseñar programas de motivación en una de sus sucursales.

Esa necesidad fue definida por el gerente de la sucursal –contador público con varios años de experiencia en la empresa y con aspiraciones (luego concretadas) de ser gerente regional patagónico– y el jefe de ventas, licenciado en administración con un año en la función y en los hechos el segundo en jerarquía de la sucursal, y futuro gerente de la misma. ¿Cómo la detectaron? De una manera muy simple: observando las relaciones interpersonales. Afirmaban también que los resultados operativos eran buenos pero consideraban que mejorando la motivación serían mejores.

Para verificar ese diagnóstico nos entrevistamos durante varios días con la totalidad de jefes y empleados en reuniones individuales, algunos fueron reentrevistarlos luego de hablar con sus compañeros. La intención fue verificar la exactitud de los comentarios de los consultantes, diseñar la actividad y ajustar contenidos. Finalizado el análisis, definimos que la necesidad de la empresa no era la expresada por sus ejecutivos, razón por la cual asesoramos trabajar sobre “Integración, Participación y Comunicación”, programa que se implementó con éxito. La segunda etapa fue, como forma de lograr visiones compartidas, realizar reuniones grupales de trabajo y debatir problemas comunes. Posteriormente se implementó la rotación de empleados por distintos sectores, y los nuevos empleados, al ingresar, tomaron conocimiento cabal de las actividades de la empresa y de la sucursal a través de programas de inducción.

Es decir que la visión de ambos ejecutivos fue parcializada y errónea, no habían tenido en cuenta que jefes y empleados estaban abroquelados casi en forma total en su sector de trabajo (Administración, Auditoría Médica, Ventas, Servicios profesionales, Atención al Público, etc.), desconociendo la importancia de las actividades de los otros sectores y sin tener en cuenta la forma en que sus resultados afectaban al resto de la organización.

Ahora trabajemos sobre hipótesis:

1.- Una empresa financiera trabaja dos productos claramente definidos, a) tarjeta de crédito, su producto estrella; b) préstamos personales. Cada producto está liderado por un jefe y ambos reportan a la Gerencia Comercial.

El propósito de la empresa es aumentar la participación en el mercado de los préstamos y, a instancias de su jefe de producto, se efectúa un gran esfuerzo de difusión a clientes reales y potenciales. A pesar de ello la comercialización sigue estancada. Es entonces que se decide realizar en la oficina central una intensa jornada de capacitación a los vendedores de todo el país y se intensifican las actividades de marketing. Diez días después los resultados son contradictorios: los préstamos siguen en una meseta, en tanto que se incrementaron las ventas de tarjetas de crédito.

La situación se aclara cuando un vendedor de préstamos solicita cambiar de equipo, comentando que las comisiones sobre la venta de tarjetas eran mayores que las de préstamos, y que ganaría más vendiendo tarjetas que préstamos.

2.- En esa misma empresa las relaciones entre dos jefes no son buenas: existen criterios divergentes por diferencias no aclaradas en tiempo y forma. Esta situación es conocida a medias pero se considera que el tiempo atenuará las diferencias.

De manera simultánea, y como forma de aumentar la rentabilidad, se diseñan, con la participación de ambos ejecutivos, cambios organizativos que no tienen el éxito esperado.

En ambos supuestos los resultados obtenidos estuvieron lejos de lo deseado.

En la primera hipótesis, la causa fundamental es que ejecutivos y empleados se circunscriben en su área, su departamento o sector, sin tener visión generalista.
En la segunda, no existió firmeza en las decisiones para superar una situación que no debió existir ni tampoco ser tolerada.
Pero en ambas, las visiones parcializadas, más la imprevisión de la dirigencia, fueron responsables de pérdida de tiempo, esfuerzos, mala utilización de recursos económicos y pérdida de confianza de los empleados en sus líderes.
Lo lamentable es que probablemente todos los interesados piensen que los responsables de las ineficiencias son siempre los otros. Es que no se tuvo en cuenta que es necesario tener calidad en la decisión y eficiencia en la implementación.

Trabajo conjunto



Toda acción de colaboración beneficia a los integrantes del equipo. Lo importante es que todos trabajen juntos en pos del beneficio común, no que sean los mejores por separado.

Cuando en el período estival en la comarca andina se produce algún incendio forestal, varias pueden ser las situaciones que se presenten: insuficiente disponibilidad de agua, vientos intensos y de direcciones variables, zonas de difícil acceso, los focos ígneos pueden propagarse de manera acelerada y en sectores alejados entre sí.

¿Qué hacen entonces? Trabajan en forma coordinada y sinérgica con Defensa Civil, Policía, Municipalidades, Hospitales y ONGs con acciones preventivas (difundiendo medidas para el alerta, informando y aconsejando a la población qué hacer y qué no), acciones activas (apagando algunos focos, a veces desde el aire con aviones hidrantes), y proactivas (creando barreras provocando incendios controlados con el fin de que cuando el fuego llegue a esos sectores, al no tener nada que quemar, se extinga naturalmente).

Lo cual demuestra que una solución lógica, obvia (en este caso tratar de apagar todo el incendio con agua), puede empeorar la situación y la solución hallada –a través de la visión sistémica, con aprovechamiento de recursos escasos– da resultados efectivos, a pesar de ir contra sensu del criterio lógico.

Coordinación de esfuerzos

A la corta o a la larga, los inconvenientes se convierten en problemas, y la no resolución de éstos genera conflictos con consecuencias muchas veces negativas para la empresa, cuando no de luchas internas. ¿El resultado? Ciclos de conejos vs. zorros, vastos incendios, o rotundos fracasos comerciales.

Es que con los avances tecnológicos, lo que diferencia a una empresa de otra es la calidad de sus interacciones.

El pensamiento sistémico promueve abandonar la tendencia a responsabilizar a los demás de todos nuestros males, y a trabajar de manera coordinada. La existencia de buen clima de trabajo mejora la eficiencia, y en consecuencia mejora la rentabilidad.

Ahora bien, nadie participa de lo que no conoce o no comprende, y pocos apoyan aquello de lo que no participan.

La participación se logra promoviendo una visión totalizadora, a través de la cual es posible eliminar las diferencias que puedan existir entre integrantes de los departamentos de la empresa. Esto puede verse cuando se deciden medidas de cambio y la existencia de resistencias. Si bien éstas no son totalmente evitables, pueden disminuirse con acciones preventivas, activas y preactivas... pero la resistencia al cambio es un tema fascinante y que debe verse a través de la visión sistémica.

Para eliminar diferencias, los ejecutivos deben modificar modelos mentales, tener coherencia entre el decir y el hacer, responsabilidad de que los empleados sepan cómo hacer su trabajo y de que lo hagan muy bien, que conozcan de qué manera su trabajo facilita el trabajo de los demás, que adviertan la forma en que interactúan con otros, y de cómo colaboran con los propósitos de la empresa.

¿Cómo se logra? Mediante el dominio personal, con la persuasión y el ejemplo, con la realización de trabajos grupales (cuando la gente aprende a trabajar junta, forma equipos que mediante la sinergia generan resultados hasta entonces impensados), con capacitación y mucha, pero mucha, mucha comunicación.

Toda empresa comienza con una conversación, toda empresa se afianza con la comunicación. Cuando se buscan resultados eficientes y que los colaboradores posean sentido de pertenencia a la Empresa y no sólo al sector de trabajo, la comunicación nunca es mucha.

Es entonces cuando se torna necesario “elaborar una estrategia para que nos ocurra aquello que queremos que nos ocurra, y no nos ocurra lo que no queremos que nos ocurra”.

Estrategia

"Una Visión de futuro sin acción es simplemente un sueño. Acción sin Visión de futuro carece de sentido. Una visión de futuro puesta en práctica puede cambiar el mundo."
Joel A. Barker

El estado de la empresa en el día de hoy es consecuencia, para bien o para mal, de las decisiones adoptadas años atrás. El estado de la empresa dentro de algunos años será consecuencia directa de las decisiones que se adopten hoy.

La planificación estratégica se ocupa de definir un sistema flexible e integrado de objetivos y de medios que contemplen visión y misión de la empresa y sus negocios.

El término estrategia se refiera a ajustar las actividades de la organización al entorno en el que opera. En consecuencia, tiene que ver con el ajuste de las actividades de la organización a su capacidad de recursos, para lo cual es necesario saber qué se hace, definir objetivos, y establecer planes de acción.

Los elementos fundamentales para la formulación de la planificación y la estrategia son:

VISIÓN. Es la idealización del futuro de la empresa. ¿Cuál es el futuro deseado?, ¿cómo queremos estar y cómo queremos que nos vean en ese futuro?
MISIÓN. Se la puede definir como la guía de navegación, los principios y los mecanismos que se utilizarán para cumplir con los objetivos. ¿A qué nos dedicamos hoy?, ¿cuál es el objeto del negocio?, ¿qué hacemos bien?
VALORES: conductas predeterminadas y habituales, consideradas positivas en la cultura de la organización.
ACCIONES ESTRATÉGICAS: diseño de métodos de control de gestión y de las actividades para lograr los objetivos.
OBJETIVOS ESTRATÉGICOS: definiendo indicadores que definan cuánto falta para lograr la Visión.
Estos elementos son la base del plan estratégico. Las compañías más exitosas son las que las definen más adecuadamente.
El análisis estratégico estudia la comprensión de la posición estratégica (competitividad) de la empresa al preguntarse: ¿qué cambios ocurren en el entorno?, ¿qué efectos tendrán en la organización y sus actividades?, ¿a qué aspiran directivos, accionistas, ejecutivos, entidades sindicales, políticas, sociales?

Para ese estudio se utilizan diversas herramientas. Entre ellas se encuentran el PEST, que establece la importancia de las influencias políticas, económicas, sociales y tecnológicas. Otra es el Ciclo de Vida. Una de las más conocidas es la matriz de crecimiento del mercado/participación de la empresa, de la Boston Consulting Group. Otra es el análisis de los factores claves de Porter. Y otra es el análisis FODA, conocido como SWOT (strenghts-weaknesses-oportunities-threats) en países de habla inglesa, y como DAFO en España.

Luego de lo cual se llega a la formulación de acciones (planeación estratégica), que consiste en diseñar tácticas para alcanzar los fines propuestos.

Se trata, entonces, de analizar los cambios reales y posibles en el entorno, las capacidades o recursos con que cuenta la empresa, las expectativas de crecimiento y desarrollo de sus directivos, y los objetivos que se plantean dentro del marco cultural, económico, político, que se define. Y de acuerdo a esos análisis, definir los cambios y las modificaciones necesarias en el seno de la empresa para ajustarse a las nuevas realidades.

En consecuencia, la Planificación Estratégica es un proceso:

de la empresa como un todo (sistémico), no de sus partes ni de sus funciones;
de su continuidad, supervivencia y desarrollo;
de las decisiones que se tomen con visión de futuro;
del potencial de utilidades a lograr y no solo de los resultados obtenidos;
de la mejor combinación de recursos y alternativas para lograr los objetivos.
Al respecto, es de fundamental importancia considerar que la Estrategia pertenece al campo de la Planeación Estratégica, en tanto que el Tablero de Comando viene después de que la o las estrategias han sido definidas.

Es más fácil tener una buena idea que llevarla a la práctica tal como fue ideada. El éxito del plan estratégico no se deberá a la calidad de su elaboración, sino en la capacidad de llevarlo al terreno de los hechos concretos, de la eficiencia de sus ejecutivos a través de acciones de pensamiento y de acción para obtener los objetivos o resultados esperados.

Teniendo en cuenta que colaboradores son todos –empleados, jefes y ejecutivos–, es vital que los líderes formen un conjunto homogéneo en cuanto a la calidad de sus interrelaciones. La visión de uno no necesariamente es la de otro, pero sí pueden analizar y –respetando sus conocimientos, puntos de vista, certezas y divergencias– lograr consenso en la adopción de medidas que hagan al fondo del problema.

Tablero de Comando







El control de gestión es de fundamental importancia para orientar esfuerzos sistémicos orientados al logro de los objetivos estratégicos.

“Algunas empresas se ocupan casi de manera excluyente del proceso filosófico, cuando la razón de su existencia no es la de tener ideas muy bien formuladas, sino acciones estratégicas contundentes que se reflejen en éxito, prosperidad y supervivencia”.

Gestionar una empresa analizando solamente los resultados pasados es algo así como “conducir un auto mirando el espejo retrovisor”. Algo parecido a la frase “gestionar una empresa en base solo a resultados financieros es un suicidio”.

Es por ello que se hace necesario poseer información que refleje las relaciones existentes entre objetivos financieros, operativos y organizacionales, que permita analizar tendencias y hechos, tanto en lo interno como en lo externo.

Y una metodología sistémica, fundamental para integrar distintas realidades, es la implementación del Tablero de Comando (también llamado control de gestión, cuadro de mando, Balance Score Card - BSC) relacionando un conjunto de indicadores (expresión fiel y cuantitativa del comportamiento o desempeño de la organización) que, teniendo como norte la visión de la empresa, permite “ver” cómo se traslada la estrategia a la acción y monitorear en tiempo real, tomando decisiones que ayuden a conservar y/o mejorar la gestión.

Al estar el tablero de comando orientado a lo estratégico, en los hechos implica una nueva manera de analizar a la empresa a partir de grandes dimensiones o perspectivas, vinculadas a través de relaciones de causa y efecto. En su origen, esas perspectivas fueron cuatro:

financiera, contemplando la rentabilidad empresaria a corto y largo plazo, control presupuestario, satisfacción de propietarios o accionistas, etc.;
clientes, afianzando la relación con los tradicionales, mejorando índices de satisfacción y retención;
procesos internos, identificando procesos críticos con la finalidad de asegurar la calidad, mejorar la eficiencia y reducir costos; y
crecimiento y aprendizaje, monitoreando el clima laboral, aumentando las competencias estratégicas, logrando satisfacción del empleado como forma de reducir la rotación y aumentar la productividad.
La experiencia indica la necesidad de agregar otras perspectivas tales como:

proveedores (ej.: en empresas de distribución);
comercios (en el caso de tarjetas de crédito), o
ecología, en la industria química. (Quizás, y sólo quizás, los inconvenientes con los habitantes de Gualeguaychú y de otras localidades de la provincia argentina de Entre Ríos, a consecuencia de la instalación de la pastera Botnia en la zona uruguaya de Fray Bentos, fuesen menores si la empresa definiera indicadores o, de haberlos definido, los hubiese comunicado en tiempo y forma.)
El tablero de comando proporciona información en tiempo real a través de las pantallas de PC, razón por la cual gerentes, ejecutivos y mandos medios pueden tomar decisiones ágiles y efectivas. Proporciona, además, una medición objetiva del aporte de cada uno de los ejecutivos al logro de los objetivos estratégicos de la empresa.

En este orden, ¿qué debería hacer el Departamento de Recursos Humanos? Hoy todas las empresas son de servicios, razón por la cual en forma ineludible deben brindar calidad en servicio y atención al cliente. La Gestión de Recursos Humanos, dentro de su papel estratégico, tiene el desafío de inculcar el concepto de servicio al cliente, tanto al interno como al externo, y mantener en forma permanente el foco en el desarrollo del capital intelectual de la empresa, entendiendo como tal a la “posesión de conocimientos, experiencia en la práctica, relaciones con clientes, tecnología empresarial, y destrezas profesionales que dan a la empresa ventajas competitivas”.

El éxito de la gestión será logrado al practicar liderazgo transformador, desarrollando las competencias de todos los integrantes de la organización.

Los empleados deben contar con precisos sistemas de información sobre clientes, procesos y consecuencias de su labor.

Los líderes deben contar con información en tiempo real sobre las capacidades de los empleados, desarrollar su capacidad de liderazgo, practicar la delegación de tareas, tener plena capacidad para brindar capacitación y, entre otras, estar orientado a resultados.

Y, de manera fundamental, todos –jefes y empleados–, deben querer y saber trabajar en equipo.

Conclusiones

Siendo el pensamiento sistémico un modelo de pensamiento que tiene como finalidad la visión totalizadora, es necesario articular las competencias de los empleados con el tablero de comando, con el propósito de generar ideas innovadoras que permitan a la empresa alcanzar y sostener ventajas competitivas.


Bibliografía principal

– Enrique Herrscher. “Pensamiento Sistémico”, en el que en forma novelada y amena se relata el encuentro casual en un viaje a la Patagonia argentina y chilena de un profesional con un industrial que da lugar –en el marco de bellos paisajes– a desgranar realidades y analizar formas de pensar, entender y comunicarse. Ed. 2006.

– Ramón Beltrán Costa y otros, “Crear Salud o Curar Enfermedad”, capítulo “La Consultoría Laboral”, en el cual propugna que la creatividad sea una de las características en la resolución de los problemas y la toma de decisiones. Ed. Holos, 1993.

– Ferry Johnson y Kevan Acholes, “Dirección Estratégica”, orientado a la formulación e implementación de estrategias por parte de los directivos de empresa. Ed. Prentice Hall, 1997.

– Robert Kaplan y David Norton, “Cuadro de Mando Integral”, obra cumbre del Balance Scorecard. Ed. Gestión, 2000.

Bibliografía complementaria

– Hugo F. González, “El Cambio y la Conducción de Recursos Humanos”, en el cual se describen formas de comportamiento de los líderes de la empresa para potenciar su eficiencia. Ed. Salido, 1997.

– Eduardo Press, “Psicología de las Organizaciones”, donde se explican aspectos organizativos de la empresa y la forma de resolver las situaciones problemáticas que en ella suceden. Ed. Macchi, 2005.

– Fernando Gosso, “Hiper satisfacción del Cliente”, que propone optimizar los pilares que sostienen la excelencia en la prestación de servicios: el servicio como producto, los clientes, y la gestión de la empresa. Ed. El Emporio, 2005.

– Hugo F. González, “Liderazgo transformador, generador de confianza”, Capítulo “Liderazgo, Motivación y Productividad”, del libro “Recursos Humanos en la Argentina”. Ed. Estrada, 2000.





Hugo F. González es Director de HFG – Alta Gestión en Recursos Humanos. Consultor en cambio organizacional mediante el proceso de transformaciones empresarias, y en el diseño e implementación de programas de operaciones autónomas en empresas radicadas en Buenos Aires, Chubut, Río Negro y Santa Cruz. Ha dictado numerosas conferencias en congresos y foros nacionales, sobre la gestión de Recursos Humanos. Participó en jornadas y congresos de Administración y Dirección de Personal, realizados en Argentina, Brasil, España y Estados Unidos. Dicta seminarios y talleres a mandos medios, ejecutivos y directivos de organizaciones empresarias y sociales. Ha brindado actividades en INDIPE, ADPA, ADRIL, ADRISUR, Rotary International, Secretaría de las PyMEs, Universidad Torcuato Di Tella, Centro Internacional de Negocios, Fundación Empresaria y empresas privadas. Integra el Registro de Unidades Capacitadoras de la Subsecretaría de la Pequeña y Mediana Empresa y Desarrollo Regional del Ministerio de Economía y Producción de la Nación. Integró el equipo multidisciplinario del PLAN DUAL, de la Dirección de Escuelas y Cultura de la Provincia de Buenos Aires. Autor de numerosos artículos publicados en medios profesionales, y de libros y manuales sobre Gestión de Recursos Humanos.

sábado, 11 de mayo de 2013

Abordar el Conflicto: la negociación y la mediación

Por Vincenç Fisas

Publicado en Revista Futuros No 10. 2005 Vol. III
http://www.revistafuturos.info


Introducción al tema







El proyecto de construir una cultura de paz en buena medida no es otra cosa que el reto planetario de abordar los conflictos desde otra mirada, con otros utensilios y con otros propósitos. Aprender a resolver conflictos es, desde hace tiempo, una práctica social estudiada y practicada, y un desafío académico traducido en multitud de cursos, libros e iniciativas interesantes. El propósito de este capítulo será, por tanto, el de recopilar algunas de estas experiencias y teorizaciones, para insertarlas de forma utilitaria en el discurso de la cultura de paz. Si convenimos que la alternativa a la cultura de la violencia ha de sustentarse en la negociación, el diálogo, la mediación, el apoderamiento, la empatía y la capacidad de manejar nuestros propios conflictos, a buen seguro podremos aprender mucho de cuanto se ha dicho y hecho respecto a negociación, mediación, resolución o transformación de conflictos, aunque sin pretensiones definitivas y con el único fin de aprovechar conocimientos que puedan ser trasvasados a múltiples actividades humanas.

Cuando hablamos de conflictos hemos de recordar que sólo en ocasiones nos referimos a las guerras, a los conflictos armados. Bajo ningún concepto debemos olvidar la expresión no belicista de los conflictos, y en particular cuando pretendemos vincular el estudio de los conflictos con la cultura de la paz. En ningún momento debemos olvidarnos de la violencia estructural que, por ejemplo, permite el maltrato y la explotación infantil, la sumisión de las mujeres, el abandono de sociedades enteras, el hambre y la malnutrición, y todo tipo de dominios por parte de dictadores, transnacionales o especuladores. La nueva mirada a los conflictos implica atender, entender y actuar sobre ese tipo de situaciones, que producen muchas más muertes y sufrimientos que las mismas guerras.

Este capítulo requiere también unas aclaraciones conceptuales, ya que el acercamiento a estos temas se designa a menudo con palabras diferentes, sin que ello signifique un cambio de tema o de paradigma.

Afortunadamente, nos referimos a un terreno profundamente evolutivo y en transformación permanente, muy propia de la investigación para la paz, pero que no escapa de la tentación, quizá sea una necesidad, de poner el acento en una nueva palabra cada diez o quince años, aproximadamente. Esta innovación cíclica tiene sus explicaciones: los conflictos adquieren diferente personalidad a medida que avanzan los años (los de ahora no pueden abordarse como los de la guerra fría), quienes analizan los conflictos también evolucionan, el contacto entre teoría y observación directa es más intenso, y la influencia de otras disciplinas o maneras de ver también es más profundo hoy que ayer.

El resultado de todo ello es un continuum, no una ruptura, resumible en tres palabras que definen esta evolución en la forma de acercarse a los conflictos:
• resolución,
• gestión(1) y
• transformación, que refiriéndose básicamente a lo mismo expresan ópticas diferenciadas.

Avanzando lo que después desarrollaremos, Lederach(2) resume así el significado de cada término:

Resolución de conflictos. Este concepto indica la necesidad de entender cómo el conflicto empieza y termina, y busca una convergencia de los intereses de los actores.

Gestión de conflictos. Es un concepto que reconoce que el conflicto no puede resolverse en el sentido de librarse de él, y que pone el acento en limitar las consecuencias destructivas del conflicto. Es un concepto que no recoge el sentido amplio de pacificación, y se limita a los aspectos técnicos y prácticos del esfuerzo. Intenta realinear las divergencias.

Transformación de conflictos. El acento en la naturaleza dialéctica del conflicto. El conflicto social es un fenómeno de la creación humana que forma parte natural de las relaciones humanas.



El conflicto es un elemento necesario de la construcción y reconstrucción transformativa humana de la organización y de las realidades sociales. El conflicto puede tener patrones destructivos que pueden ser canalizados hacia una expresión constructiva. Se asume la transformación del sistema y de la estructura. La transformación es un concepto descriptivo de la dinámica del conflicto, al tiempo que es prescriptivo de todos los propósitos que persigue la construcción de la paz, tanto en lo relativo a cambiar los patrones de relaciones destructivas como de buscar un cambio del sistema. La transformación sugiere una comprensión dinámica del conflicto, en el sentido de que puede moverse en direcciones constructivas o destructivas.

Frente al conflicto

El conflicto, como hemos señalado en otro capítulo, es un proceso interactivo que se da en un contexto determinado. Es una construcción social, una creación humana, diferenciada de la violencia (puede haber conflictos sin violencia, aunque no violencia sin conflicto), que puede ser positivo o negativo según cómo se aborde y termine, con posibilidades de ser conducido, transformado y superado (puede convertirse en paz) por las mismas partes, con o sin ayuda de terceros, que afecta a las actitudes y comportamientos de las partes, en el que como resultado se dan disputas, suele ser producto de un antagonismos o una incompatibilidad (inicial, pero superable) entre dos o más partes, y que expresa una insatisfacción o desacuerdo sobre cosas diversas.

Frente al conflicto, sea cual sea su naturaleza, hay una multiplicidad de posibilidades de reacción, tanto a nivel individual como colectivo, dándose las siguientes actitudes, según se acepte, evite o niegue el conflicto:

• superación (se reconoce su existencia y hay voluntad de superarlo) ventaja (se reconoce su existencia y se procura sacar provecho del mismo)
• negación (se evita reconocer su existencia).
• evasión (se reconoce su existencia, pero sin deseos de enfrentarse a él).
• acomodación (se reconoce su existencia, pero se opta por no darle respuesta alguna).
• arrogancia (se reconoce su existencia, pero sin darle una respuesta adecuada)
• agresividad (se combate con una respuesta hostil, violenta y/o militar)

La elección de una u otra modalidad al inicio del conflicto y los cambios de posición o actitud posterior, determinará el proceso del conflicto y sus posibilidades de gestión o transformación. Cuando hay un reconocimiento del mismo por las partes implicadas, siempre será más fácil entrar en una vía negociadora, mientras que la actitud elusiva da pie a que se produzca un agravamiento de las tensiones latentes y, con ello, una escalada del conflicto. La acomodación puede suponer un aplazamiento de las hostilidades, pero no una resolución de las mismas. La arrogancia y la actitud belicista, por supuesto, desprecian cualquier posibilidad inicial de llegar a un diálogo que conduzca a un cese de las hostilidades.

El empeño de la trilogía que antes mencionábamos (resolución, gestión y transformación), tiene que ver en buena medida en producir los cambios de actitudes necesarias en las partes implicadas para que el conflicto aflore, sea reconocido, no discurra por un callejón sin salida y se sitúe en un camino donde hayan posibilidades de cambio y, por tanto, de transformación. También tiene que ver, cuando ello sea posible, con la producción de actividades, internas o externas, que influyan positivamente en el contexto del conflicto.

El abordaje al conflicto, por tanto, tiene que considerar una diversidad de factores que hay que analizar y ver cómo cambiar: actitudes, contextos, poderes, formas de comunicar, modelos culturales, estructuras de dominio, etc.

Abordar el conflicto, aproximarnos a él para modificarlo, significa antes que nada reconocerlo, no ocultarlo. Muchos conflictos, armados o domésticos, no entran en vías de modificación o de solución porque alguna de las partes implicadas no quiere o no sabe reconocer su existencia o rebajan de cara al exterior el alcance y significación del conflicto. Con frecuencia, esta devaluación pública del nivel real conflicto va acompaña de una negativa a reconocer la entidad del oponente, en un intento de evitar interferencias o presiones exteriores que podrían derivar hacia una negociación cara a cara.

A efectos del presente trabajo, lo que nos interesa realmente es conocer un poco más en profundidad cuales son los elementos de los procesos de negociación y mediación que puedan aportar sugerencias para el tratamiento de una gran diversidad de conflictos, tanto domésticos como internacionales, porque su conocimiento nos proporcionará elementos sumamente importantes para entender el porqué de nuestras diferencias, cómo superarlas mediante el diálogo y orientar de esta forma el trabajo de construcción de una cultura de paz. Veamos, en primer lugar, cómo se entiende ha de ser una negociación, y cuales son los criterios básicos para que pueda funcionar.




LA NEGOCIACIÓN

Sea cual sea la temática implícita en una negociación, ésta es siempre un proceso de interacción y comunicación entre personas que defienden unos intereses determinados que se perciben como incompatibles. El que sean siempre personas quienes tengan que negociar, representen o no a instituciones, concede al proceso de negociación unas características específicas, tremendamente dinámicas, en la medida que abre un extenso campo de posibilidades a la variación de actitudes respecto al adversario, al mismo proceso negociador o al tema sujeto a negociación.
A la posibilidad de negociación se llega desde circunstancias diversas, que condicionan siempre la actitud de las partes, el tiempo de la negociación y la importancia de factores externos, como la participación de mediadores. Se considera que los conflictos “están a punto” o que ya maduraron lo suficiente como para someterse a un proceso de mediación, cuando se configuran los siguientes requisitos:(3)
1. Cuando los conflictos son extremadamente complejos y prolongados en el tiempo.
2. Cuando los esfuerzos por controlar o administrar el conflicto bilateralmente, es decir, por las propias partes contendientes, han llegado a un “impasse”.
3. Cuando ninguno de los oponentes está dispuesto a seguir tolerando los costos crecientes de una escalada del conflicto.
4. Cuando las partes contendientes están dispuestas a romper la situación de “impasse”, escogiendo un segundo mejor objetivo, es decir, cooperando de alguna manera o involucrándose en alguna comunicación o contacto. Mitchell(4) ha recopilado y analizado los cuatro modelos más conocidos sobre “situaciones de madurez” de los conflictos, esto es, cuando entran en una etapa en la que es posible conseguir un cambio de mentalidad de las partes, para que en vez de buscar la victoria persigan la conciliación, señalando el papel que juegan en esta desescalada los factores sistémicos o estructurales, y los relacionados con la toma de decisiones, es decir, a las dimensiones subjetivas de la madurez. En su opinión, compartida por otros analistas, es igualmente importante las percepciones y las decisiones de los líderes que las mismas condiciones estructurales, pues en última instancia serán siempre personas las que interpretarán las condiciones estructurales y decidirán si la situación está o no “madura”.

En un proceso de negociación se siguen una serie de etapas en las que han de considerarse los siguientes elementos generales: la formación del conflicto, el nivel de compromiso, el análisis de las incompatibilidades, la conducta de los actores y las vías de salida. Antes de analizar las etapas, veamos primero estos elementos de la negociación:
La formación y el contexto del conflicto.

La resolución de un conflicto supone siempre conocer las causas que lo han originado, esto es, detectar sus raíces, y consensuar las medidas que permitan corregir su dinámica y sus consecuencias. Las raíces en ocasiones son tan lejanas que forman parte de la historia y no pueden ya alterarse. Pero su reconocimiento, su exteriorización, es ya un factor esencial para tratar sus manifestaciones actuales. A nivel internacional, por ejemplo, las tremendas disparidades entre unos países y otros, la pobreza, la marginación, la falta de democracia y de libertades, el autoritarismo, etc. son factores generadores de conflictos, que pueden tomar expresión violenta cuando quienes sufren esas desigualdades se rebelan contra esta situación. En estos casos, la negociación no ha de ser un instrumento de apaciguamiento de conductas (evitar la violencia), sino de desvelamiento de injusticias y de reparación. Todos los conflictos tienen además un contexto, sea social, organizacional, legal o estructural, y aunque no sea éste el objeto de negociación, conviene conocer con cierta profundidad, entre otros motivos porque si la negociación da buenos resultados puede llegar a incidir directamente en este contexto.

El nivel de compromiso

La negociación, además de ser un proceso voluntario, ha de ser un proceso esperanzador. Si las partes acuden a negociar es, en última instancia, por-que saben que no hacerlo sería peor y no se permiten ya continuar como están. La negociación es siempre una apuesta, con más o menos riesgo, pero una apuesta para mejorar la comunicación entre las partes, no para empeorarla o para reafirmar las diferencias. Puede no encontrarse la salida óptima, o incluso fracasar, pero en la actitud inicial debe existir un cierto convencimiento de que se va a buscar un camino alternativo, y si las partes están abiertas al acercamiento y a dar un mínimo de confianza al esfuerzo que realizará la otra parte, será mucho más fácil llegar a una solución conjunta aceptable. El análisis de las incompatibilidades. Los actores de una negociación suelen tener intereses u objetivos diferentes, contrapuestos, incompatibles o excluyentes. La negociación no es un proceso que permita suprimir esas diferencias, en muchas ocasiones imposible, sino en reducirlas al máximo buscando también el máximo de compatibilidades, ya sea dando visibilidad a aspectos no considerados o cambiando posiciones y actitudes a lo largo del proceso que permitan diluir diferencias.
La conducta de los actores.




La negociación es un proceso que avanza a medida que en el mismo se genera respeto y confianza, y se abren expectativas positivas entre las partes. Aunque un tercero puede alentar ambas cosas, son las mismas partes las que deberán hacer el esfuerzo para transmitirse mensajes positivos, clarificar aspectos dudosos y mal entendidos, disminuir las malas percepciones y sacar a la luz diferencias latentes que podrían entorpecer el proceso. La estructura de las actitudes es por tanto fundamental, ya que da cuenta de las actividades recíprocas de quienes negocian y de su forma de relacionarse. No hay nada peor que provocar la desesperación del contrincante, atemorizarlo u ofenderlo innecesariamente, porque su reacción puede llevarle a la ruptura de las negociaciones y a adoptar posteriormente una actitud agresiva. Serrano(5) ha sintetizado estas actitudes en dos grupos: atributos generales (orientación motivacional, aceptación de la legitimidad, nivel de confianza y disposición emocional), y tipos de relación (conflicto, protección, acomodación, cooperación y colusión). Moore(6), por su parte, nos recuerda la existencia de una serie de problemas que suelen crear una dinámica psicológica negativa en las negociaciones, y que hay que evitar: las emociones intensas, las percepciones erróneas o los estereotipos esgrimidos por una o más partes, los problemas relacionados con la legitimidad, la falta de confianza y la mala comunicación.


Las vías de salida

Como hemos comentado, todo proceso de negociación que pretenda llegar a buen puerto, ha de perseguir la aceptación de las partes enfrentadas para lograr un cambio gradual de sus objetivos, superando las incompatibilidades iniciales. Ello será el resultado de los esfuerzos que realicen, de cómo traten y realcen los asuntos que son de interés común y de los esfuerzos que lleven a cabo para alcanzar una franja de asuntos negociables, que constituyan eventualmente una agenda viable para la negociación. El proceso de negociación es, por tanto, un espacio que busca facilitar la transformación voluntaria de los objetivos iniciales. Si el conflicto es un conjunto de propósitos, métodos o conductas divergentes, su resolución y gestión necesitará de procesos que permitan realinear dichos propósitos, métodos o conductas. Deben visualizarse, de antemano o en el proceso de negociación, las posibles salidas o alternativas de una solución. Para ello, es preciso mover el sistema entero de actores, salidas y acciones, alejándolo del enfoque de la incompatibilidad, trascendiéndolo y llevándolo hacia un enfoque basado en la compatibilidad, poniendo de relieve los intereses comunes de los actores en conflicto. Se trata, en definitiva, de reducir el énfasis en la confrontación y de crear la seguridad de que las soluciones que finalmente se propongan darán satisfacción a todas las partes y no implicará la desaparición de ninguna de ellas.

Los actores de la negociación de procesos de paz

En la negociación de conflictos internacionales o de aquellos que afectan a un país o a un conjunto social, los actores que intervienen suelen ser numerosos e interactúan de forma diferente al de una negociación relativa a asuntos de menor dimensión. La negociación de un proceso de paz es algo substancialmente diferente a la resolución de un conflicto doméstico o empresarial, puesto que han de intervenir aspectos políticos y diplomáticos de gran complejidad. Existen procesos que están conducidos fundamental-mente por los gobiernos de los Estados implicados (la distensión USA-URSS, el conflicto de Irlanda, etc.), y otros en los que además de los Estados intervienen organismos internacionales, como Naciones Unidas o la OSCE (El Salvador, Guatemala, Sudáfrica, Irlanda, antigua Yugoslavia, Armenia, Georgia, etc.), que prestan una asistencia o actúan como mediadores.



Con frecuencia, en los procesos de paz intervienen también, y de forma decisiva, instituciones no oficiales formadas por personas y grupos sociales que representan a un amplio sector de la sociedad civil, y que realizan propuestas formales a los negociado-res formales (del gobierno y de la guerrilla, por ejemplo). Esto se ha dado, entre otros casos, en El Salvador, al crearse en 1992 la Comisión de Consolidación de la Paz (COPAZ), en Guatemala, con la Asamblea de la Sociedad Civil, en las conversaciones entre palestinos e israelitas iniciadas en 1993 en Noruega, etc. En los procesos de paz, finalmente, ha de intervenir de una forma u otra todo el conjunto de la sociedad, puesto que toda ella ha sido víctima del conflicto, y a ella le incumbe participar en la construcción del diálogo que pueda aportar paz. Hay cosas, además, que no están al alcance de la acción gubernamental, y que sólo pueden hacerlo los ciudadanos, como cambiar las relaciones humanas o perdonar. Es fundamental, por tanto, tener en cuenta la opinión pública de cada una de las partes negociantes, y buscar las formas por las que estas opiniones públicas también pueden llegar a un consenso. El diálogo público que pueda generarse en estos momentos se orienta fundamentalmente a la dimensión humana del conflicto, sea en sus causas o en sus consecuencias. La implicación de la totalidad de la sociedad en el inicio del proceso de negociación, es un apoyo fundamental para resistir tentativas de abandono o de obstinación de algunas de las partes negociadoras, y refuerza las posibilidades de cambiar percepciones, estereotipos y demonizaciones, crea la sensación ambiental de que la paz es posible, y forma una “masa crítica de gente que reconoce al otro grupo como personas con necesidades humanas válidas y deseosas de cumplir con sus aspiraciones legítimas. Lo más importante es que la gente decida que puede arriesgarse a intentar vivir en paz”(7) y que asuma su papel protagonista de la sociedad civil en la reconstrucción del país. Existe, por tanto, una negociación horizontal, llevada a cabo por las partes que se sientan en una mesa de negociaciones, con sus poderes, debilidades y estrategias, y una negociación vertical, que puede actuar en paralelo, simultáneamente, y que protagoniza la sociedad civil, el tejido social de apoyo, sea a una, a todas las partes, o al mismo hecho de negociar. Esta dimensión horizontal del proceso negociador es fundamental para conseguir un clima de opinión que minimice los costes políticos y legitime y tolere los cambios de posición, las concesiones implícitas en toda negociación.(8)

La técnica de la negociación

Como ha señalado Moore,(9) “la negociación está compuesta por una serie de actividades complejas o “movimientos” que la gente fomenta para resolver sus diferencias y solucionar el conflicto. Los resultados de los actos alternativos son evaluados de acuerdo con su relación con los siguientes factores: los movimientos de las restantes partes, las normas de conducta, los estilos, su capacidad de percepción y su habilidad, sus necesidades y preferencias, su determinación, cuánta información posee el negociador acerca del conflicto, sus atributos personales y los recursos disponibles”. En un conocido libro sobre resolución de disputas (10) sus autores señalaban seis principios básicos para diseñar un sistema de resolución de conflictos, y que de una forma u otra ya hemos ido mencionando:

1. Enfatizar los intereses (buscar cómo reconciliarlos)
2. Crear un proceso negociador de vuelta (ofrecer a las partes interesadas una alternativa para negociar después de haber tratado de resolver el conflicto sobre la base de conceptos de poder y de derechos)
3. Crear un proceso menos costoso, tanto de tiempo como de dinero
4. Realizar consultas
5. Ordenar los procedimientos de resolución de conflictos en orden de mínimo costo a alto nivel de costos.
6. Asegurar que todas las partes involucradas tengan la capacidad de actuar Cuando la negociación tiene como objetivo poner punto final a una confrontación armada, además de lo señalado han de considerarse también los siguientes aspectos relativos a la intensidad, la correlación de fuerzas y los objetivos de las partes, con objeto de medir mutuamente el alcance de las demandas y de las concesiones,(11) la intensidad de la confrontación, que decide sobre:
• el grado de tolerancia social hacia las concesiones propias
• la presión social hacia arreglos negociados derivados del “cansancio de guerra”
• el espectro de sectores sociales presentes vertical u horizontalmente en la mesa de negociaciones
• las modalidades técnicas para el cese el fuego la correlación de fuerzas (militares, sociales, políticas, etc.) los objetivos estratégicos de las partes, que dan origen a la configuración de las incompatibilidades Como señala Bejarano, estas variables no son inamovibles, sino que cambian con el tiempo y a veces como resultado del mismo proceso de negociación, lo que implica tener una capacidad para adaptarse a las transformaciones que se vayan produciendo. Una de estas adaptaciones se refiere al paso de la simple, pero importante, “voluntad de paz”, a la voluntad de “encontrar una solución”, “en el sentido de querer realmente resolver el conflicto, y eso naturalmente implica, más que gestos unilaterales, la correcta identificación de las incompatibilidades básicas”.(12)

El mapa del conflicto

Negociar, por tanto, supone aplicar un conjunto de técnicas que parten del sentido común y del cultivo de habilidades para acercar a las partes y reflejar sus necesidades y preocupaciones. Los negociadores y los posibles mediadores necesitan un mapa de las vías conceptuales, o “mapa del conflicto” implícito en la discrepancia, en el que deben detallar al menos lo siguiente:

• los motivos que han dado pie al conflicto (las causas normalmente son varias)
• los problemas de relación entre las partes
• las discrepancias en la interpretación de los hechos
• los intereses incompatibles
• las barreras estructurales
• las diferencias de valores
• los obstáculos que se oponen al arreglo los procedimientos destinados a encauzar o resolver la disputa. los factores individuales o estructurales que podrían mejorar la relación los puntos de coincidencia y los valores comunes. Un buen “mapa del conflicto” permite después elaborar una buena agenda de negociaciones. Cuando se trata de negociar conflictos armados, con frecuencia se realiza una distinción entre los temas a tratar, para negociarlos en bloques que puedan tener diferentes ritmos. En América Latina suelen establecerse estos tres tipos de temáticas:

Temas sustantivos: constituyen las demandas de cambio estructural (reforma agraria, democratización, derechos de los pueblos indígenas, etc.). Permiten dar visibilidad a las incompatibilidades básicas. Normalmente estos temas son acordados antes del cese de las hostilidades.
Temas operativos: se refieren a aquellos aspectos que permitirán separar a las fuerzas enfrentadas y suspender las hostilidades.

Temas de procedimiento: se refieren a las reglas del juego de las negociaciones (calendario, transparencia, etc.) y a la verificación de lo acordado.

LA MEDIACIÓN





En gran parte de los procesos negociadores resulta imprescindible la figura de un intermediario, normalmente una persona o una organización, que es aceptada por todas las partes y que actúa de forma imparcial y neutra, y que les que ayuda a superar sus diferencias y a encontrar los suficientes puntos en común o nuevas perspectivas que permitan avanzar hacia la consecución de compromisos y acuerdos satisfactorios. La mediación, por tanto, es una extensión del proceso negociador que busca una cooperación entre las partes para obtener, en la medida de lo posible, un resultado donde todos ganan y nadie pierde, y lo hace mediante unas técnicas que permiten abrir el proceso a nuevos planteamientos, a nuevas formas de encarar los temas, con la activa participación de las partes(13) La mediación es normalmente un proceso a corto plazo que, en cierta forma, y con la ayuda de los participantes, trata de aislar temporalmente los problemas en disputa con objeto de encontrar opciones, considerar alternativas y llegar a un acuerdo mutuo que se ajuste a sus necesidades.(14) Está más relacionada con el presente y el futuro que con el pasado, y está más orientada hacia la forma en que las partes pueden resolver el conflicto y crear un plan, que a las historias personales. La mediación interviene más sobre las conductas de los actores que sobre la estructura del conflicto, ya que los cambios en la estructura dependen más de actuaciones políticas, económicas y sociales que se escapan del proceso negociador. No obstante, los cambios psicológicos y conductuales que logra la mediación puede capacitar a los actores a abordar mejor el tratamiento estructural del conflicto.

Como señalamos al referirnos a la negociación en general, la mediación no es una solución automática a ningún problema, una panacea universal o el camino que asegura la finalización de un conflicto. La mediación tiene muchas virtudes, e incluso tiene interés aunque fracase, pero tiene también límites, y algunos de ellos son iniciales. El más evidente, y primero, es que necesita del concurso y la participación de las partes enfrentadas; sin esa implicación de las partes, la mediación no puede existir. Otra cosa es, ciertamente, que a las partes se las puede inducir a participar en un proceso negociador, mediante una hábil utilización del “palo y la zanahoria”. La mediación es una aproximación interactiva al conflicto, de principio a fin, puesto que en la fase de prenegociación tiene que ayudar a crear una atmósfera psicológica y/o política conducente a que sean posibles ciertos movimientos; en la fase de negociación activa debe ayudar a vencer obstáculos para una negociación productiva y a sacar nuevos planteamientos; en la fase de post-negociación, finalmente, debe contribuir a implementar acuerdos negociados y a la construcción de una paz duradera.(15) Tampoco es fácil cambiar actitudes muy arraigadas, odios ancestrales o agravios históricos que impiden que el contexto del conflicto lleve a la negociación. En estos casos es preciso, como paso previo, alterar las percepciones y voluntades de las sociedades enfrentadas, para que un día se den las condiciones suficientes para empezar una mediación. La mediación, finalmente, es sumamente útil para resolver conflictos interpersonales o de pequeña escala, pero mucho más limitada para tratar conflictos internacionales. La función de la persona mediadora(16) es la de reconciliar los intereses de las partes en litigio, buscar un equilibrio de poder que conduzca a ajustes, ayudar a las partes a examinar su futuro y sus intereses o necesidades, y a negociar el intercambio de promesas y relaciones que les serán mutuamente satisfactorias. Para lograrlo, el mediador ha de reunir unas características determinadas y ha de tener ciertas habilidades para poder modificar las relaciones conflictivas de quienes se someten a la mediación, y a través de decisiones que tomarán ellos mismos.

La práctica de la mediación, a cualquier nivel de las relaciones humanas, supone un aprendizaje y un adiestramiento en la resolución positiva de los conflictos. Tiene mucho que ver, por ello, con la educación para una cultura de paz, puesto que cuando solucionamos un conflicto adquirimos la capacidad de solucionar otros futuros conflictos, sea de la misma temática o de otra diferente (transferencia de aprendizaje) (17). La mediación es además un proceso que activa la participación de las personas para solucionar sus propios conflictos; nos interpela y nos invita a buscar soluciones. Aunque sea una técnica, es también una forma de ampliar el sistema de relaciones sociales, una cultura del compromiso y del diálogo, una conducta ética,(18) en la medida que es un ejercicio de respeto, de empatía, de confianza, y hasta de solidaridad. La mediación, por tanto, tiene un alto potencial educativo, puesto que “tiende a favorecer conductas autónomas, a actuar según reglas que consensuamos y construimos, a hacernos responsables de nuestras propias disputas, tanto en lo que las motivó como en la manera de resolverlas”.(19)

Las etapas del proceso de mediación

Independientemente del tipo de conflicto de que se trate, el proceso de mediación consta siempre de una serie de etapas, aunque su intensidad o duración sí dependen de la naturaleza del conflicto y de las características de los actores. Estas etapas son las siguientes:

-Contactos iniciales entre el mediador y las partes (pre-negociación). Normalmente a través de reuniones privadas con cada una de las partes. El mediador ha de saber lo que cada parte está inicialmente dispuesta a transmitir y compartir con la otra, y ha de ganarse la confianza y la credibilidad de todas las partes.

-Recopilación de la información sobre el conflicto y las personas, e identificación de los puntos más importantes a resolver. A partir de ahí, el mediador establecerá una primera estrategia sobre el proceso.

-Establecimiento de las líneas generales del proceso (reglas del juego). Incluye el acuerdo de confidencialidad, las normas de comportamiento que hay que observar durante el proceso y las normas de funcionamiento. Empiezan las reuniones conjuntas, aunque pueden mantenerse otras por separado. Las reuniones conjuntas persiguen la escucha mutua, el intercambio de información, externalizar sentimientos, identificar acuerdos y desacuerdos y mejorar la comunicación entre las partes. Diseño detallado del proceso mediador e inicio de las sesiones. Identificación de las estrategias que permitan avanzar en el proceso, creación de confianza y cooperación, control de las emociones excesivamente intensas, ayuda para exteriorizar las emociones, minimización de los estereotipos, reconocimiento de la legitimidad de las partes Identificación de los puntos de acuerdo y las incompatibilidades básicas. El mediador señala los puntos de interés común. El mediador ha de identificar también los motivos por los que las partes no pueden llegar a un acuerdo por sí solas, y las ayuda a superar los obstáculos mediante una redefinición de los problemas. Algunas incompatibilidades pueden postergarse a una segunda etapa, para lograr un avance en cuestiones más sencillas. Visibilizar los intereses ocultos y creación de empatía. Educar a las partes para que entiendan las razones y los intereses de las otras.
Redefinición de las incompatibilidades (reformulación). Mediante una serie de técnicas, se replantean los marcos de comprensión del problema para lograr nuevas aproximaciones, obtener nuevos consensos y atenuar las posiciones de incompatibilidad. El media-dor ayuda a las partes a desear y desarrollar soluciones creativas, y aporta ideas pro-pias que puedan ser valorizadas por todas las partes.

-Elaboración de un primer bloque de propuestas y acuerdos (generación de opciones). Se crean y evalúan áreas de acuerdo, se reducen los desacuerdos y se avanza en el consenso. El mediador ha de procurar que las partes superen las inquietudes que aparecen al hacer concesiones, y que a veces pueden parecer capitulaciones. Se evalúan los beneficios de seguir y los costes de no hacerlo. Acuerdos y compromisos. Se llega al consenso sobre propuestas y se identifican los pasos a seguir para que los acuerdos se hagan operativos. Con frecuencia, una vez se logran determinados acuerdos, las partes deciden conceder mayor poder al mediador, con el propósito de asegurar que no habrá vuelta atrás en el proceso. Puede ser el momento de abordar cuestiones pendientes. Verificación de los acuerdos. Creación de mecanismos de seguimiento, vigilancia y sanción en caso de incumplimiento.

LA DIPLOMACIA CIVIL PARALELA

Como hemos señalado repetidamente, la mayor parte de los conflictos armados de la actualidad son guerras civiles y conflictos internos. La naturaleza de estos conflictos, en los que muchas veces no actúan ejércitos regulares, las víctimas son civiles y la población civil es justamente la más afectada, presenta nuevas oportunidades para que la sociedad civil adquiera un mayor protagonismo en la búsqueda de salidas al conflicto.

La acción mediadora basada en los ciudadanos u organizaciones no gubernamentales, sean del propio país en conflicto o de otro, está adquiriendo un notable relieve en los últimos años, abriendo una segunda vía negociadora, paralela a la diplomática que llevan a cabo los Estados, que ha recibido la denominación de “multi-track diplomacy”.(20) John McDonald, uno de los promotores de esta acción civil y fundador del Institute for Multi-Track Diplomacy, distingue nueve actores con aptitudes de llevar a cabo este trabajo:(21) gobiernos, organizaciones profesionales, comunidad de negocios, iglesias, medios de comunicación, ciudadanos privados, institutos de formación y educación, activistas y fundaciones. Algunos ejemplos conocidos de diplomacia paralela serían los realizados por la organización británica International Alert, el Grupo de Oslo respecto al conflicto entre palestinos e israelitas, el ex-presidente estadounidense Jimmy Carter a través de su Carter Center, la Comunidad de San Egidio en Mozambique, el trabajo de la iglesia moravia, líderes protestantes y menonitas en Nicaragua, la labor de organizaciones de mujeres o artistas en varios países de conflicto, el compromiso de algunos hombres de negocios en Namibia o el trabajo de algunas ONG en Sudáfrica, El Salvador o Irlanda del Norte, para poner unos ejemplos de iniciativas que han facilitado el diálogo entre las partes enfrentadas.

En este apartado podríamos situar también los centros comunitarios de mediación, que como explica Orús(22) “su objetivo no es sólo resolver problemas entre vecinos o familias, sino también contribuir al proceso de reconciliación y de curación social en zonas de conflicto. La mediación se orienta según las necesidades de las partes y se promueve activamente a través de cursos, por los que cada persona se convierte en mediador en sus zonas de influencia. Asimismo, la mediación se está aplicando al ámbito escolar, donde los niños actúan como mediadores en los problemas surgidos entre los compañeros de clase y de juego”.
Una variante de la diplomacia civil paralela es la llamada diplomacia de terreno (field diplomacy) es una tercera generación de reflexión diplomática llevada a cabo por algunos “pacificadores” (peace-makers) con experiencia en el terreno. Como apunta Reychler(23) en un excelente trabajo sobre estos temas, “no se trata de una diplomacia alternativa, sino de un valor añadido a la diplomacia tradicional y a la diplomacia paralela. Busca una sinergia de diferentes aproximaciones diplomáticas y el desarrollo de una diplomacia que demuestra su eficacia a varios niveles (multi-levale diplomacy).” Para Reychler, la diplomacia de terreno se distingue de otras formas de diplomacia por estas características diferenciales:

-Una presencia creíble en el terreno. Es necesaria para construir un clima de confianza o una red de personas que pueden contar las unas con las otras, con objeto de tener una mejor percepción de la dinámica del conflicto y para tomar las medidas que impidan que el conflicto se vuelva destructivo La naturaleza del compromiso. Hay que meterse de lleno en el conflicto. No vale adoptar una niño durante un fin de semana. Para ser creíble, el compromiso ha de ser a largo plazo. Hay que saber penetrar en otros mundos, para entender el comportamiento del conflicto y para conocer mejor los límites de una aproximación jurídica moralizante.

-El nivel sobre el que se hacen los esfuerzos. Podemos clasificar los actores de un conflicto en tres niveles. Encima de todo encontramos la dirección suprema (dirigentes militares y políticos). A nivel intermedio se encuentran los dirigentes étnicos y religiosos, los académicos, los portavoces de ONG y otras personas reconocidas. A nivel de base existen las autoridades locales, las ONG locales, los trabajadores sociales. Una paz duradera es una paz que cuenta con el apoyo de la población. Hacer la paz, construir la paz y mantener la paz debe hacerse a diferentes niveles.
La aproximación de desbloqueo del conflicto. La diplomacia de terreno se caracteriza por el hecho de ser el catalizador de un proceso de paz autóctono, un tema de la comunidad en conflicto. La paz y los procesos de paz no pueden dictarse desde el exterior. Busca la participación de la gente y aprovecha las iniciativas de paz ya existentes. Todo proceso de paz es considerado como un aprendizaje para todos los ciudadanos.

-La perspectiva en el tiempo. Es necesario desarrollar una nueva cultura de conflicto. Una verdadera reconciliación exige que las partes encuentren no sólo una solución al conflicto, sino que se reconcilien sobre el pasado y sobre el presente. El interés por las raíces del conflicto, tanto psicológicas, como emocionales y espirituales. Esto exige cambiar su representación del mundo, así como su comportamiento en relación a sí mismo y a los otros. La paz exige también una reconciliación a nivel emocional. Se trata de transformar la desesperación en esperanza, el odio en amor, la incomprensión en comprensión, el deseo de venganza en perdón, la ausencia de sentido en sentido de la vida...
El reconocimiento de la interacción compleja entre los conflictos, reconocer la corresponsabilidad compartida a gran escala en la degradación de nuestro entorno natural. Muchos problemas del Sur son debidos en parte al comportamiento del Norte, ayer y hoy. La mayor parte de los conflictos en el TM no pueden ser reducidos a conflictos internos, pues generalmente están influenciados por conflictos regionales o mundiales.

-La preferencia por una aproximación integrada del diálogo. La aproximación actual está debilitada por una deficiente colaboración entre los diferentes niveles, entre los esfuerzos gubernamentales y no gubernamentales, y entre medidas de naturaleza política, militar, económica, informativa y educativa.



Notas:
[1] En lengua inglesa se utiliza generalmente el término “management”, que aquí traducimos como “gestión”, aunque con frecuencia se utilizan igualmente los términos de “conducción” o “manejo”.
[2] LEDERACH, John Paul, Preparing for Peace, Syracuse University Press, 1996, pp. 13-19
[3] BEJARANO, Jesús Antonio, Una agenda para la paz. Aproximaciones desde la teoría de la resolución de conflictos, Tercer Mundo Editores, Bogotá, p. 62
[4] MITCHELL, Christopher R., “Evitando daños: Reflexiones sobre la situación de madurez en un conflicto”, Estudios Internacionales, Guatemala, Vol. 8, nº 15, enero-junio 1997, pp. 7-27.
[5] SERRANO, Gonzalo, “La eficacia en los medios de negociación”, en Presupuestos teóricos y éticos sobre la paz, Universidad de Granada, 1993, p. 54
[6] MOORE, Christopher, El proceso de mediación, Granica, Buenos Aires, 1995, p. 206
[7] SAUNDERS, Harold H., “Prenegotiation and Circum-negotiation”, en Managing Global Chaos, U.S. Institute of Peace Press, 1996, p. 423.
[8] BEJARANO, José Antonio, op.cit., p. 29
[9] MOORE, Christopher, op.cit., p .60
[10] URY, BRETT & GOLDBERG, Getting Disputes Resolved, Jossey Bass, 1988
[11] BEJARANO, Jesús Antonio, op. cit., pp.21-35
[12] BEJARANO, Jesús Antonio, op.cit., p. 23
[13] MOORE, Christopher, El proceso de mediación, Granica, Buenos Aires, 1995, 511 p.
[14] FOLBERG, Jay; TAYLOR, Alison, Mediación: Resolución de conflictos sin litigio, Limusa, México, 1992, p. 27
[15] KELMAN, herbert C., “The Interactive Problem-Solving Approach”, en Managing Global Chaos, U.S. Institute for Peace Press, 1996, p. 502
[16] Aunque con frecuencia la persona mediadora es una mujer, utilizaré el término “mediador” para designar de forma indistinta quien ejerza esta función, sea hombre o mujer.
[17] SUARES, Marinés, Mediación de disputas, comunicación y técnicas, Paidós, 1996, p. 53.
[18] SCHVARSTEIN, Leonardo, “La mediación en contexto”, en Julio Gottheil & Adriana Schffrin, Mediación: una transformación de la cultura, Paidós, Buenos Aires, 1996, pp. 229-232
[19] SCHVARSTEIN, Leonardo; prólogo al libro de Marinés Suares, Mediación: Conducción de disputas, comunicación y técnicas, Paidós, 1996, pp. 21-31
[20] Multi-Track Diplomacy: A Systems Approach to Peace, Institute for Multi-Track Diplomacy (IMTD), 1996; McDONALD, John, Guidelines for Newcomers to Track Two Diplomacy, IMTD, 1993; Towards a Policy Framework for Advancing Preventive Diplomacy, International Alert, Londres, 1995
[21] NCDO, From Early Warning to Early Action, Holanda, 1997.
[22] ORÚS, Ruth, “La mediación en conflictos”, Papeles de Cuestiones Internacionales. Nº 62, 1997, p. 188.
[23] REYCHLER, Luc, “Conflicts en Afrique”, GRIP, nº 215-217, Bruselas, 1997, pp. 32-35.


EXPERIENCIA EXTENSIONISTA DE LA CÁTEDRA:



domingo, 5 de mayo de 2013

La nuevas tendencias gerenciales



(Traducción: "Si tus acciones inspiran a otros a soñar, aprender más, hacer más y ser más, eres un líder".)

Por: Ramón E. Azócar A.

Según un estudio realizado por Ziff Davis Enterprise en el 2008, las modas en el ámbito de la Gerencia Moderna no han tenido un máximo de aceptación, a pesar del gran mercadeo que estas ideas han tenido en el mundo empresarial global. Tomando como ejemplo algunas organizaciones de Norteamérica y Europa, el estudio arroja que la recordada Reingeniería de procesos de negocios, apenas 36% de las empresas le dan uso; Benchmarking, un 35%, Programas de administración del cambio, un 33%, el afamado Balance scorecard, o Cuadro de Mando Integral, un 29%, el Core competencies strategies, un 24%, el Seis sigma, un 21%, la Administración basada en actividades, un 18%, el TQM, un 16%, la Planeación por escenarios, apenas un 9%, la Mass customization, un 7%, y ninguna de las anteriores, es decir que hacen su trabajo gerencial en razón de lo tradicional y familiar, un 17%. Como se puede apreciar, las modas gerenciales no han tenido en el mercado una verdadera presencia activa.

A todas estas, ha surgido, desde el 2008 para acá, una corriente del pensamiento gerencial que ha empezado a posesionarse en el mercado de las Asesorías Gerenciales y que ha tenido gran receptividad en América Latina, concretamente en México. La difusión de esta nueva herramienta apareció en artículos publicados en una revista arbitradas de importante presencia en el medio académico y que ha logrado ya tener sus propias ediciones traducidas simultáneamente al idioma español (Harvard Businees Review, y el texto de Pfeffer y Sutton, titulado “Hard Facts, Dangerous Half-truths and Total Nonsense”); me refiero a la Administración Basada en Evidencias (ABE). Esta corriente surgió en Europa, concretamente en la Universidad de Sevilla, España, durante el curso de doctorado Economía y Administración de empresas1998-2000, donde se impartió un módulo titulado “Administración de organizaciones basada en la evidencia”, como parte del programa Dirección de Empresas y Gestión de Marketing III. La visión de la Administración Basada en Evidencias, se resume en las siguientes acciones: Aprender acerca de las conexiones causa-efecto en las prácticas profesionales (Establecimiento de metas y capacidad cognitiva.); Aislar las variaciones que afectan los resultados deseados de manera sensible (El número de metas puede importar.); Cultura de toma de decisiones basada en evidencias (Gran “E” y pequeña “e”.); Construcción de apoyos de decisión para promover prácticas que soporten la evidencia (por ejemplo, especificidad, margen de tiempo para las metas); y Compartir información común para reducir el sobre-uso, el bajo uso y el mal uso de prácticas organizacionales y administrativas.

Para Julio García Del Junco y Cristóbal Casanueva Rocha, de la Universidad de Sevilla (España), la práctica de la Administración Basada en la Evidencia (ABE), es un proceso de auto-aprendizaje continuo y dirigido por el propio directivo que va a durar toda su vida profesional y que va a ser guiado por las necesidades de conocimientos surgidas en su unidad, en su departamento o en su empresa a la hora de realizar un análisis, de tomar una decisión, de resolver un problema o de poner en práctica una acción. Para facilitar la comprensión y la práctica de la ABE se puede concebir como un proceso que consta de una serie de pasos o etapas.

La etapa uno, se inicia con la formulación de preguntas eficaces; se trata de convertir las necesidades de información y de nuevos conocimientos por parte del directivo en preguntas precisas, de forma que sean susceptibles de respuesta. La etapa dos, localizar la mejor evidencia; se trata de localizar las mejores evidencias, las respuestas a las preguntas que se formulan existen en su mayoría o, por lo menos, la información que más puede ayudar para tomar una decisión acertada.

La tercera etapa, consiste en la valoración crítica de las evidencias; una vez se han encontrado las mejores evidencias disponibles, se debe hacer una evaluación de las mismas como paso previo a la comprobación del ajuste de dichas evidencias al problema concreto que se intenta resolver. La cuarta etapa, es la aplicación de la evidencia a la práctica; una vez encontrada una evidencia que es válida e importante para la resolución del problema estudiado, se debe plantear la doble cuestión de si esta evidencia es aplicable al caso particular de la empresa del directivo y de la situación concreta en la que se encuentra y de si el directivo puede integrar esa evidencia dentro de sus habilidades y solucionar el problema planteado por la vía que se propone en la mejor evidencia encontrada.

La quinta y última etapa es la Evaluación; ésta se da desde el criterio de la autoevaluación. La mejor forma de sacar provecho de la Administración basada en la Evidencia, es por medio de un examen sobre la aplicación de ésta en el ámbito del trabajo diario. Esto permitirá corregir posibles errores e ir mejorando el desarrollo y diversificación de la organización , ajustándolo a sus necesidades y creando condiciones adecuadas en donde reinterpretar y redefinir la misión y visión de la organización para adaptarla a los cambios del entorno.

Ahora bien, los precursores de esta modalidad Gerencial no están inscritos precisamente en las ciencias administrativas y gerenciales; surge en la primera mitad del siglo XIX, como la mayoría de las teorías que apreciamos modernas, bajo la influencia de la medicina que desarrollaba una concepción basada en la evidencia, tiene sus orígenes esta modalidad de ABE, en París. En aquella época, la realización de la sangría era una práctica terapéutica habitual para multitud de patologías. Louis realizó un interesante experimento. Decidió aplicar su "método numérico" para valorar la eficacia de la sangría en setenta y ocho casos de neumonía, treinta y tres de erisipela y veintitrés de faringitis. Comparó los resultados obtenidos con pacientes que tenían la misma patología y que no se habían sometido a la terapia. No halló diferencia alguna. Louis creó en 1834 un movimiento que llamó Medicine D'obervation, para contribuir a la erradicación de terapias inútiles como la sangría. La comprobación de la existencia de variaciones inaceptables en la práctica médica y que sólo una minoría de las intervenciones médicas se basaban en estudios científicos fiables, llevó al grupo de médicos de la Universidad de McMaster en Canadá, a iniciar un nuevo movimiento dentro de la enseñanza y práctica de la medicina, que denominaron "Evidence Based Medicine". En 1992, nació el nuevo paradigma de la MBE, con la publicación del artículo de Sackett y su grupo de investigación de McMaster, donde se declaraban herederos de la Medicine D'observation de Louis, y proponían una nueva práctica en la medicina; a pesar de su larga historia, la MBE es una disciplina relativamente nueva, cuyo impacto aún está por valorarse.

La Moda en Gerencia


15 Tendencias en gerencia








Más allá de las modas gerenciales, en estos 15 años el mundo de la gerencia ha refinado ideas concretas para el desarrollo empresarial, el emprendimiento, la gerencia de empresas y la vida misma como seres humanos.

Cualquier artículo de gerencia que se respete pretende cambiar el mundo. Están justificados todos quienes desconfían del artículo quincenal con la última receta ganadora. Arrancando los 90s, aún sentíamos que con la calidad se evaporarían todos nuestros problemas, con la idea seduct

ora de hacer las cosas siempre un poco mejor. Luego vino la reingeniería, la planeación estratégica... y desde hace un tiempo hablamos de innovación. Pero cuando se es un veterano de los negocios, un académico con años de experiencia o un lector crítico, se entiende que estos no son conceptos propiamente nuevos o revolucionarios. Que una sola idea, un autor, una teoría o un libro no van cambiar el mundo. Todo lo contrario, el meollo del asunto es que con el tiempo estamos refinando nuestros planteamientos sobre cómo podemos juntarnos de una mejor forma para conseguir logros en conjunto.

Es por esto que no necesariamente tenemos que ser tan duros. Muchos PhDs descalificarían un libro si no tiene un 30% de referencias bibliográficas al final. Muchos empresarios no leerían libros de PhDs por aburridos. En Dinero hemos querido aportar a la construcción de este entendimiento en conjunto de la gerencia sin prejuicios. Para la revista fue muy valiosa la entrevista con Robert Kiyosaki (Dinero No. 266), pues, aunque sus famosos libros no tengan mayores referencias a su propia experiencia, han transformado la vida de millones, también valoramos ampliamente la charla con el afamado profesor de Harvard, Michael Porter (Dinero No. 287). En una entrevista, el reconocido director Steven Spielberg comentó que casi no puede dormir por quedarse viendo televisión, tanto películas buenas como malas. Algo así pensamos respecto al desafío de aprender sobre gerencia. Todo suma.

Muchos estudiantes de negocios, constructores de empresa o empresarios suelen tener el complejo de que en medio de tantas ideas y conceptos nada saben en concreto. Esta es una angustia que se evitaría si se hace un barrido de algunas de las ideas más influyentes de los últimos tiempos. Algo similar a lo que hicimos para este especial de 15 años. Para evitar la trampa de las modas, tan nocivas en la gerencia, quisimos pensar en 15 tendencias que sin ser consideradas verdades reveladas, en alguna medida se pueden entender como "buena gerencia", acompañadas de un libro o un artículo clave como referencia. De hecho, más que tendencias buscamos agrupar los conceptos bajo los cuales se han gestado la mayor cantidad de ideas y propuestas. Por ejemplo, alguien podría pensar que el fenómeno de la tercerización (outsourcing) y el valor de concentrarse en lo que más saben hacer las empresas es aislado, cuando en realidad hace parte del terreno más amplio del crecimiento. Incluso, en vez de buscar tendencias rebuscadas pensamos en las ideas que más nos han hecho reflexionar sobre lo que significa "vivir en un mundo de organizaciones", como lo definió Peter Drucker.

Para ser concretos preferimos no resaltar conceptos como coaching, seis sigma, just in time, outsourcing o downsizing, aunque muy de moda, sencillamente nos sentimos más cómodos llamando las cosas por su nombre. Las modas tienen el poder de convertir buenas ideas en conceptos superficiales, mal digeridos y peor aplicados, que se repiten en todas partes durante corto tiempo y luego caen desacreditados antes de haber sido medianamente asimilados. Este tal vez sea el desafío más grande de la gerencia en los próximos 15 años. No complicar las cosas, al pan, pan y al vino, vino, y mostrar que la gerencia es asequible para todos.

Estrategia

Estrategia competitiva, Michael Porter, 1980

El campo de la estrategia es tan antiguo como la guerra misma. De hecho, El arte de la guerra, de Sun Tzu, vigente aún luego de 2.500 años de su presunta publicación, o El Príncipe (1513) de Nicolás Maquiavelo, son considerados referentes en este campo. Sin embargo, un joven estudiante del MBA de Harvard en los años 70s fue el que transformó el mundo de los negocios. Se trata de Michael Porter y la publicación de su Estrategia Competitiva (1980), que realmente les presentó un mapa mental a los empresarios, académicos y ejecutivos sobre cómo compiten las empresas. La estrategia corporativa se encarga de las preguntas básicas, pero definitivas, en los negocios: ¿qué hacemos? ¿Qué no hacemos? o ¿dónde lo hacemos? Aunque ya existían valiosos textos sobre estrategia corporativa antes de Porter, como Corporate strategy (1965) del profesor Igor Ansoff, fue realmente Porter el responsable de su difusión y relevancia en el mundo entero.

Calidad

Out of the Crisis, Eduards Deming, 1982

En 1993, cuando Colombia apenas estaba empezando a digerir lo que llamamos "apertura", las pocas revistas especializadas, como Clase Empresarial, las conferencias, los profesores y los ejecutivos tenían una obsesión en común: la calidad total. Realmente, el fenómeno de la calidad y el esfuerzo de hacer las cosas siempre mejor y al menor costo, tuvo su origen desde finales de la Segunda Guerra Mundial y se acentuó en los años 80. El norteamericano Eduards Deming, quien curiosamente tuvo una mayor influencia en el Japón, es considerado el mayor promotor de este concepto, al postular los 14 principios de la calidad en su recordado libro Out of the Crisis. Por muchos años, la calidad ha sido el paradigma, tanto en multinacionales estilo Toyota, como en empresas locales a la manera de Carvajal, que ya en los años 70 hacía consultorías con expertos japoneses y arrancó en el país con programas como los llamados círculos de calidad. Hoy en día, las diversas certificaciones a la calidad son una constante en el mundo de los negocios.

Liderazgo

Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, Stephen Covey, 1990

En la película dirigida por Roland Emmerich, 10.000 Antes de Cristo, en una escena se presenta una excelente definición del liderazgo, "algunas personas nacen para protegerse a sí mismas, otras logran acercar a ellos a su familia y protegerlos también, pero algunas muy especiales logran llegar a un grupo mucho mayor". De los cientos de libros y facetas sobre liderazgo es difícil escoger qué resaltar en un texto tan corto. Pero finalmente nos decidimos por tres temas. El libro clásico Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, de Stephen Covey, les recordó a los ejecutivos del mundo que para ser exitoso es fundamental una vida balanceada. La inteligencia emocional (1995) de Daniel Goleman, que para salir adelante no solo se requiere del coeficiente intelectual, sino que es más importante saber tratar a la gente. Y, finalmente, el hermoso libro Empresas que sobresalen (2001), de Jim Collins, dejó muy claro que las empresas más exitosas están dirigidas por ejecutivos llenos de sencillez.

Crecimiento

The core competente of the corporation, Prahalad y Hamel, 1990

Pocos temas son más transversales y tienen un valor práctico tan grande como el del crecimiento. Por alguna razón, muchas empresas piensan que crecer más siempre es mejor, cuando en realidad el crecimiento no es algo para maximizar sino para proyectar en el tiempo. Literalmente, tanto empresas grandes como pequeñas crecen rápidamente a la quiebra. La literatura en gerencia es muy amplia respecto a cómo crecer y hacerlo sostenible en el tiempo. De hecho, este es el fin último de campos como la estrategia y la innovación. En estos 15 años tuvo gran acogida entre los empresarios y ejecutivos el concepto del core competence, elaborado por Gary Hamel y C.K. Prahalad en 1990, que implica que las empresas se concentren en lo que más saben. De este se desprende toda una tendencia de lo que llamamos tercerización, con gran impacto en los negocios y en los escritos. Pero el tema del crecimiento es mucho más amplio, e incluso son las finanzas corporativas las que más tienen que decir pues el crecimiento es un tema muy enfocado a la financiación.

Negociación

Getting to yes, Fisher, Patton y Ury, 1992

En entrevista con Dinero, el profesor David Lax (Dinero No. 275), quien lideró los primeros cursos de negociación en Harvard, comentó que el libro Getting to yes de Robert Fisher, Bruce Patton y William Ury se considera el referente en este campo. Luego de que las empresas, los estados y las universidades entendieran el inmenso potencial de aprender a negociar, no hay duda que este ha sido uno de los terrenos más fértiles de la gerencia. El profesor Lax, autor del reciente libro, 3-D Negotiation, explicó que de alguna forma el conocimiento en negociación ha transitado tres niveles. Los aspectos referentes al estilo, en el que se enfatiza el comportamiento de las personas o los aspectos propios de las culturas. De allí se avanzó a la importancia de crear espacios en donde ambas partes ganen y en los que juega un rol clave la innovación y la creatividad. Y, finalmente, cada vez toma más fuerza la idea de aprender a utilizar los contextos y colocar las fichas a su favor antes de la negociación.

Gerencia de empresas familiares

Generation to generation, Gersick, Davis, McCollom y Lansberg, 1997

Tal vez en estos últimos quince años ha sido cuando más hemos aprendido a cuidar y valorar nuestras empresas familiares. En repetidas charlas y escritos se ha hecho evidente que una gran proporción de las empresas más grandes del mundo son de origen familiar. Los que han estudiado, y los que están frente a una empresa familiar, se encuentran con la maravillosa mezcla de oportunidades sin límites y desafíos por superar. Uno de los libros que tuvo mayor influencia en este tiempo fue Generation to Generation, publicado por HBR en 1997. Entre los distintos temas en que avanzó y que hoy son de mayor conocimiento están la importancia de separar los ambientes de la familia y el trabajo, mantener relaciones de equidad en la empresa respecto a los miembros de la familia, el protocolo de familia, establecer estructuras jurídicas que permitan la continuidad, crear órganos de buen gobierno y trabajar anticipadamente en la sucesión.

Globalización y competitividad

La ventaja competitiva de las naciones, Michael Porter, 1998

De todos los términos que tomaron forma en estos quince años, tal vez el que más despliegue tuvo desde los 90s fue el de "globalización" y su amigo cercano la "internacionalización". Incalculables artículos, libros, conferencias y casos se ocuparon de estos dos conceptos en estos años. Sin embargo, nuevamente Michael Porter en 1998, con su libro Globalización y competitividad, ayudó a tener mayor claridad sobre el tema. Como tesis central de su libro, Porter planteó que realmente no son los países los que compiten sino las empresas. En este libro presentó, con gran acogida por el público, el concepto de clusters, o aglomeraciones de empresas relacionadas entre sí en zonas geográficas. Desde otra perspectiva respecto al tema de cómo gerenciar una empresa globalmente, ¿cómo crear estructuras? o ¿Cómo dirigir a la gente globalmente, el libro Total Global Strategy (1992) del autor George Yip es considerado una referencia obligada.

Gerencia de sí mismo

Managing Oneself, Peter Drucker, 1999

En 1936, el autor Dale Carnegie publicó How to win friends & influence people, un libro que aun permanece siendo un best seller sobre cómo avanzar y comportarse socialmente. Unos años más tarde, en 1968, otro pequeño libro cambió la vida de millones, The Peter Principle, de los autores Laurence Peter y Raymond Hull, empezaba a tratar el tema de cómo avanzar en las jerarquías de una organización. Sin embargo, fue el recordado Peter Drucker, en su texto de 1999, en HBR, Managing Oneself, quien presentó en concreto las ideas más relevantes sobre la importancia de gerenciarse a sí mismo. ¿Cuáles son mis fortalezas? ¿Cuáles mis valores? ¿Cómo aprendo? o ¿Cómo deseo que sea la segunda mitad de mi vida? Actualmente, la mayoría de los ejecutivos, empresarios o emprendedores reconocen la importancia de afrontar la vida profesional en forma planificada.

Gestión pública

Bowling Alone, Robert Putman, 2000

Al igual que otros conceptos tratados aquí, el de gestión pública se remonta años atrás. Incluso en Colombia, como lo muestran los escritos del profesor Alberto Mayor, entre otros, en los arranques del estudio de las técnicas administrativas en la Escuela de Minas de Medellín (1912), pionera en America Latina, se comenzó desde una perspectiva que juntaba lo público y lo privado. Luego nacieron las facultades privadas y hace 50 años se fundó La Escuela Superior de Administración Pública, Esap. La gestión pública tiene particularidades que la hacen única y, por su importancia para el desarrollo, debería prestársele cada vez mayor atención. Entre otros, a diferencia de la gestión privada, en la gestión pública muchas veces es difícil definir los fines y los medios. En una empresa privada se podría pensar en maximizar las utilidades, pero en el campo público esto es mucho más complejo. Los tiempos de ejecución, la presión de los grupos de interés, la geografía, la política y la economía hacen de la gestión pública un desafío particular. Como libro recomendado está Bowling Alone, de Robert Putman, que estableció el concepto de capital social.

Responsabilidad social corporativa

La ventaja competitiva de la Filantropía Corporativa, Porter y Kramer, 2003

La RSC también tiene una larga historia por contar. Este debate arrancó en firme en 1970 con el polémico artículo del economista Milton Friedman en el New York Times, The social responsibility of business is to increase its profits. En su artículo, Friedman piensa que es el Estado quien conoce mejor cómo asignar los recursos para lo social y por lo cual las empresas deberían solo ocuparse de ser rentables, siendo la RSC mera propaganda. Muchos no estuvieron de acuerdo con este autor. En 2003, Michael Porter y Mark Kramer publicaron el artículo La ventaja competitiva de la filantropía corporativa, en el que argumentaron que, para ser sostenibles, las acciones sociales deben guardar una relación con el negocio. Ya en 2005 la revista The Economist hizo una fuerte crítica y de alguna forma revivió los conceptos de Friedman. Hoy entendemos que la RSC significa hacer lo correcto con cada uno de los grupos de interés de una organización, es lo que consideramos buena gerencia, y que de nada sirven las acciones sociales con un grupo si no se hace lo correcto con el resto.

Innovación

El dilema del innovador, Clayton Christensen, 2003

La innovación es tal vez el concepto de mayor promoción en el mundo de los negocios moderno. Algo así como la calidad en los años 80. Sin embargo, como sucede muchas veces, en medio de la abundancia se terminan por complicar las cosas. Una perspectiva clara para entender la innovación la encontramos en el reciente libro de Ram Charan y A.G. Lafley (Dinero No. 307), The Game Changer (2008), como un proceso social que debe involucrar a toda la organización, que puede ser pensado y estructurado con el objetivo de romper la tendencia de que los productos se conviertan en commodities, afectando los precios y los márgenes. La innovación es pensar en conjunto y ejecutar el mundo de una forma distinta a los demás, en cualquier actividad de una empresa. En este sentido, escritos claves como los de Clayton Chistensen, El dilema del innovador o libros como La estrategia del océano azul, que apuntan a entender cómo llegar a los no consumidores, son una faceta de este objetivo más amplio. Como resaltó Dinero en especial sobre el tema (edición No. 265), la Innovación llegó para quedarse. .

Emprendimiento

The art of the start, Guy Kawasaki, 2004

Hablar de emprendimiento siempre despierta pasión, pues para muchos es el camino hacia trabajar para sí mismos o su única oportunidad de conseguir ingresos. Sin embargo, en el campo de la gerencia el emprendimiento ha despertado un inmenso interés por razones adicionales. Por una parte, es evidente cómo en estos pequeños grupos de personas que tratan de salir adelante sin recursos se gestan las mayores innovaciones. Hoy en día, multinacionales y compañías consolidadas tratan de inventarse la mejor forma de incorporar modelos de emprendimiento en sus estructuras. Por otra, entender cómo se gestan las empresas es de particular importancia para los países que ven en el emprendimiento la mayor fuente de desarrollo. Como referencia, el libro del ex ejecutivo de Apple, Guy Kawasaki, The art of the start (2004), es lectura obligada para todo aquel que tenga el sueño de montar su propio negocio.

Educación gerencial

Gerentes no MBAs, Henry Mintzberg, 2005

En su paso por Colombia en 2005 el decano de la Escuela de Negocios Kellogg, Dipak Jain, le dijo a Dinero: "pensamos que la teoría es buena, pero en el contexto de los negocios es mucho mejor. Esto hace que nuestros estudiantes se enfoquen en aprender y no en competir." Esta entrevista fue afortunada, no solo por el prestigio de Kellogg, sino porque Jain es uno de protagonistas del debate teoría-práctica en la formación en gerencia. Precisamente ese año, Henry Mintzberg había publicado Gerentes no MBAs, y los reconocidos autores en liderazgo, Warren G. Bennis y James O'Toole, el artículo HBR Cómo las escuelas de negocios perdieron el rumbo. En ellos plantean que hay una creciente brecha entre lo que se enseña en las clases y lo que se vive en las empresas. Este fue apenas uno de los aspectos a tratar en el mundo de la formación en gerencia, un campo de tal relevancia que quisimos resaltar en aquel especial.

Gestión del talento

Beyond HR, Boudreau y Ramstad, 2007

A pesar de su larga trayectoria, quisimos dejar el talento humano entre las últimas tendencias que hemos destacado. Tal vez como respuesta al desarrollo de la tecnología, gran parte de lo que se escribe, los modelos de negocios más exitosos y las acciones de las compañías van encaminados a no perder nuestra conexión y autenticidad como seres humanos. El tema de la gestión del talento es diverso como el mismo ser humano. Para resaltar, en años recientes se habla con mayor esmero del equilibrio entre la vida y el trabajo, sobre la importancia de comunicarnos cara a cara, planear la vida en el trabajo, el respeto y la sencillez, entre otros. Publicaciones como Beyond HR de los autores John Boudreau y Peter Ramstad, replantean la importancia de que los departamentos de gestión humana avancen de temas transaccionales a realmente afectar el rumbo de las empresas. .

Innovación en gerencia

El futuro de la administración, Gary Hamel, 2008

Este año, con el sugestivo título The Future of Management (El futuro de la administración), el veterano autor de los negocios, Gary Hamel (Dinero No. 295), planteó un tema preciso para ese especial. Si bien quisimos resaltar algunos de los avances en la gerencia en estos 15 años, Hamel es realmente crítico al afirmar que todavía al mundo le queda mucho camino por recorrer. Con lo que denomina innovación en gerencia, Hamel plantea escenarios de empresas que se han estructurado en organizaciones radicalmente distintas con excelentes resultados. Desde esta perspectiva, incluso las propuestas más audaces pueden llegar a tener efectos no vistos. Hacia el futuro quisiéramos ver más empresas y organizaciones que se arriesguen a explorar cosas nuevas. Como dice el empresario John Gómez Restrepo "todavía queda todo por hacer".

FUENTE:dinero.com/2008